Todo poco a poco va dejando de importar, todo menos esos paraísos en el mar y navegar y navegar y navegar.
Fito Paez
Hola amigos,
Estamos en el veranillo de San Miguel o del Membrillo y todavía nos quedan buenos y cálidos días de playa y largos paseos en barco.
Estos días calurosos, con sus noches fresquitas y los rescoldos de un verano sofocante me encantan para salir a navegar y contemplar el mar.
Me acuerdo como hace dos años tuve mi primera experiencia con Tita Derby y Alma. Aunque todo me resultó muy extraño a principio, en poco tiempo me acostumbre a esas nuevas sensaciones... ¡Me encantó!
Me viene a la memoria ese gran día en el que a "Juan el Capitán" y a "Manolo El Marinero" les dio mucho miedo que una mascota se subiese a bordo. Por muy poquito no me quedo en tierra.
Pero fueron Tita y Alma, con la paciencia de Job las que se tomaron el tiempo necesario para acostumbrarme a subir y bajar y pasearme por el barco mientras que estaba amarrado en puerto.
Así me hice con el barco y cuando consideraron que estaba preparada, Alma me puso mi chaleco salvavidas y... ¡”Listo mi Capitán! Arriad las velas. Perra a babor dispuesta para zarpar”. Jijiji ^^
El salvavidas es fundamental para las mascotas, ya que al salir a cubierta, podemos caer al agua y aunque sepamos nadar a veces el mar esta frío o picado y al ser sorprendidos por el cambio brusco nos podemos ahogar.
Pero a mi el chaleco me encanta, ¡me sienta tan bien!
Fue un día precioso y con el mar en calma. Llegamos hasta Gibraltar. Disfruté viendo a los delfines y gaviotas que revolotean cerca de nosotros. También hubo tiempo para que los marineros pescasen desde el barco, mmm.... como me gusta el pescado.
Las chicas habían previsto todo para mi seguridad y confort. Tenían mucha agua potable a mano para que me pudiese refrescar y durante parte del viaje me hicieron quedarme dentro de la cabina para no estar expuesta al sol en exceso.
Lo pasamos tan bien esa tarde que antes de atracar, entramos en el puerto deportivo de Sotogrande y abordamos el Ké Bar para recoger una bandeja de pintxos y cava para celebrar mi viaje inaugural.
Esta experiencia lo recuerdo con mucho cariño porque todo salió genial. Toda la tripulación se quedó contenta gracias a un poco de inteligencia, paciencia y comprensión por parte de mis amigas.
Así que recordad... es recomendable que primero nos quiten el miedo ante cualquier gran reto, sin voces ni castigos. Todo se puede con amor :) Esta fue la primera vez que salí a navegar, pero no será la última...
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